viernes, noviembre 9

Del Dolor

Del Dolor
En el más profundo sentir del ser humano, cuando su miseria logra el punto de inflexión consigo mismo… es ahí donde el dolor clava su espina punzante, ausente de misericordia o cualquier sentido de piedad alguna, nos deja desvanecernos en nuestro sufrimiento. Nos lleva a la inconsciencia digna del desesperado, aquel zombie que deambula por el mundo, porque su pasión le ha llevado a quemar cualquier dejo de espiritualidad. Lo ha consumido cual vicio o flagelo, dejándolo abatido y sin fuerzas, solo rasguños se pueden ver en las paredes de la memoria, gritos y lamentos resuenan haciendo eco de momentos felices y llenos de amor. Lástima que el espíritu humano es un globo al sol que se infla cuando se siente tibio, pero al frio es capaz de contraerse hasta perder la forma con la que lo reconocemos. ¿Es posible que un hombre llegue a convertirse en bestia? No, el hombre sigue siendo hombre, lo que ha cambiado es su corazón consumido y aburrido de tanta desilusión y batallas en vano, que baraja una vez más aquella remota pero fiel posibilidad de abstraerse, de enajenarse del mundo, de retirarse a una vida de contemplación y en el peor de los casos, una vida de pasión exenta de razón. Para luego esperar que salga costra y finalmente solo nos podamos deleitar contando las cicatrices de un tiempo emborrachado de júbilo y sueños.