sábado, diciembre 20

Saldando una Deuda; Respecto al Dolor.

Si pensamos en que ya en el cuerpo y en el espíritu no existe una división tan explícita, también podríamos pensar en que hay un proceso de la personalidad, así también la voluptuosa exposición de la psicología. Sin embargo, por la gran cantidad de bombardeos de basura que hay en el ambiente, así como lo hace la imposibilidad de pensarnos de buena forma, nos encontramos bajo un vacío de sentido, lo cual nos juega como una espada de doble filo; por un lado, este vacío nos deja las puertas abiertas a la creación, nos libera y, por otro lado, como no sabemos a donde ir ni cual es el sentido de nuestra vida, nos encontramos a un paso del abismo de la angustia, lo cual nos da cuenta de un sinsentido más absurdo y de un pesimismo nihilista retroactivo.


Por todos lados nos vomitan en nuestras caras una situación melancólica, aseverando que el dolor ya no tiene sentido alguno. Por eso la pregunta se plantea casi por antonomasia ¿cómo le hacemos frente a la tristeza que nos ronda? Quizás las respuestas las tengamos todos, pues todos sabemos que es lo que nos duele, todos nosotros sabemos porque tenemos algún tipo de depresión y sus causas, por ende, las mejores respuestas no están más allá de nosotros mismo. Por lo mismo, nociones como el regocijo propio, el llanto en soliloquio, el apoyo de familiares y amigos -que en gran medida, son más familia que la que uno tiene-, el amor de una mujer u hombre dependido del caso, los caminos dionisíacos para la abstracción de los problemas, pues es el cuerpo el que se tiene que distraer de los problemas y, finalmente, tener buenos hábitos, como un buen dormir, comer saludable, hacer ejercicio, etc., leer un buen libro, escuchar música o en su efecto crearla, cuestiones que no regocijan al cuerpo directamente, pero si al espíritu. Se podría decir que es el arte el que posibilita sobrellevar el dolor entre lo corporio y lo espiritual.


Nótese que más allá de algo supraterrenal, las soluciones al dolor se encuentra a la mano de cada quién, la felicidad no se encuentra en un más allá y, de ser así, como no sabemos que hay después de la muerte, no podemos pretender encontrar tal en ese más allá, sino las cosas serían relativamente fáciles, llamar al suicidio masivo de caracteres mesiánicos no solucionará ningún problema. Teniendo en cuenta lo anterior, si queremos darle un sentido sacro a algo, la mejor opción será situarnos en la marea que es la vida misma y darle sentido al dolor mismo, pues toda limitación contribuirá a una felicidad.



De hecho, casi toda la tradición, así como lo hace el Estado, tu misma casa, la globalización, etc. propone un ideal utópico, cree que la felicidad se encontrará en un futuro prospero. En realidad, la felicidad debe agradecerse tanto como el dolor en un ahora. Hay que hacer valer que la utopía dictada por los “grades calumniadores” tiene que ver con el embeleco de una felicidad absoluta por la obtención de bienes, del dinero, del éxito, etc., en fin, nadie esta diciendo que eso no sea correcto, pero deja de lado el dolor, pues, si alguien piensa que eso es felicidad, tendrá que sufrir en algún momento; la vida es la tortuosa felicidad de un mundo que no se deja pensar por los ladridos de los perros. Estos mismo perros son los propulsores del orden absoluto para alcanzar la felicidad, para muchos tal orden se da en la comunión en la sociedad, pero ¿hay comunión con ley?, cualquier ley de una u otra forma se vuelva tiránica y, como todo el mundo sabe, la tiranía no genera más que más dolor para unos y felicidad para otros, por tanto, no hay que pensar en absolutos que sólo generan inconsciencia, pues es esa misma inconsciencia la que a largo plazo cansa y el cansancio no permite cuestuionarse frente al mundo, sólo produce que cada cual actúe como lo quiere el más fuerte. Es preferible ridiculizar a todo “sapientísimo” que pretende un orden, en cuanto a administración de la sociedad, que cree en un cosmos como felicidad, que dejarse estar en su manto. Es ilusorio pensar que la felicidad se dará cuando todo el mundo piense igual, cuando ese orden se establezca como un absoluto, la felicidad humana no es algo objetivo, muy por el contrario, la felicidad se da tras la opinión particular que cada quién tiene de ella. Sin duda que lo óptimo sería, que si hay personas que piensan igual o son lo suficientemente humanos para escuchar sus inquietudes, que vivan en comunidad.

Una vez escuche a un amigo decir que al mundo le hace falta sentirse más light, pero al mundo lo que en realidad le falta es pesadez, de momento hay muchos productos light y muchos placebos. Lo importante, sin embargo, es situarse desde esa pesadez, dejarse atrapar por lo trágico, y, a la vez, con un sentimiento fulguroso levantarse una y otra ves y decir: si la vida es así, que vuelva mil veces.

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